Uno de los productos más destacados de España, son los vinos de Madrid, bodegas y viñedos en los que se realiza toda la producción del mismo.
La ubicación geográfica de la Comunidad de Madrid determina su división en diferentes regiones conocidas como subzonas. Cada una de estas subzonas presenta suelos y climas ligeramente diferentes, lo que las hace más adecuadas para el cultivo de ciertos tipos de uva. Estas subzonas son: San Martín de Valdeiglesias, situada entre el sistema central y el río Alberche; Navalcarnero, ubicada entre el Alberche y el río Guadarrama; y Arganda, que se extiende entre el Guadarrama y el río Tajo.
Si asociamos cada una de estas regiones vitivinícolas con las variedades de uva más cultivadas, podemos identificar los vinos típicos de cada subzona de Madrid. En la subzona de Arganda, los vinos característicos son el tinto elaborado con uva tempranillo y el blanco elaborado con uva malvar. En Navalcarnero, encontramos el vino tinto de garnacha y el vino blanco de malvar como variedades representativas. Por último, en San Martín de Valdeiglesias, el vino típico es el tinto de garnacha tinta y el blanco de albillo.
Bodegas y viñedos en los alrededores de Madrid
Las bodegas son lugares en los que las materias primas, en este caso las del vino, se almacenan y se elaboran hasta llegar al consumo final.
Se produce y se almacena el vino durante varios años para su añejamiento, como bien sabemos, desde la recogida de la uva como materia prima, hasta su embotellado.
Dentro del ámbito vinícola, la bodega es el corazón de toda la producción de vinos. En este lugar se llevan a cabo una serie de procesos de elaboración que deben estar meticulosamente controlados y conectados entre sí para lograr un resultado óptimo en el producto final, es decir, el vino.
Existen dos tipos de bodegas en función de su relación con los viñedos. Por un lado, están las bodegas que cuentan con viñedos propios en sus instalaciones. Estas bodegas suelen abastecerse a sí mismas en la producción de sus vinos. Por otro lado, hay bodegas que no disponen de viñedos en sus instalaciones y, por lo tanto, necesitan adquirir uvas de viñedos externos, generalmente de pequeños agricultores locales. Podemos decir que las bodegas que se autoabastecen tienen un mayor control sobre las uvas y, en consecuencia, prestan más atención al transporte y recepción de las mismas, lo que a largo plazo se traduce en vinos de mayor calidad.
Una viña se refiere a un terreno donde se cultivan vides con el propósito de producir uvas para consumo directo o para la elaboración de vino. Por lo general, estas plantaciones se cultivan en condiciones de secano, lo que significa que no dependen de riego adicional para su crecimiento.
La ubicación geográfica de estos viñedos contribuye a la diversidad de sabores que se encuentran en las denominaciones autóctonas. Es por esto que algunos vinos pueden presentar una intensidad mayor o menor en su sabor.
- Cristo del Humilladero
Los vinos producidos por la Bodega Cristo del Humilladero provienen de viñedos de garnacha de cepas antiguas, cultivadas en el pueblo de Cadalso de los Vidrios, ubicado en la Sierra de Gredos. Estas viñas han estado en cultivo desde mediados del siglo XX.
- Vinícola de Arganda
Arganda tiene una larga tradición como tierra de vinos. Su clima soleado durante todo el año y sus suelos arcillosos, regados por las aguas del río Jarama, confieren una singularidad al vino cultivado en esta región desde la época romana. No es de extrañar encontrarse en cualquier rincón del pueblo con el dicho: «Si visitaste Arganda y no probaste su vino, ¿para qué viniste?». Cabe destacar que la Bodega Vinícola de Arganda del Rey es la única en Europa que se puede acceder mediante el metro.
- Cardeña
Desde el año 1925 hasta el presente, hemos llevado a cabo el proceso de producción de vino con técnicas más contemporáneas, pero sin perder el mismo amor y dedicación que se tenía en tiempos pasados.
- Ca’ di Mat
Nuestro enfoque se basa en la viticultura ecológica, donde se practica el cultivo del viñedo con respeto, paciencia y un arduo trabajo. Trabajamos con viñedos antiguos, plantados en pequeñas parcelas de suelo de granito.
- Tierra Calma
Tierra Calma es un proyecto familiar liderado por Rafael y Elena, quienes se sienten atraídos por la magia de la región de Gredos, con sus singulares suelos de granito y viñedos centenarios. Su objetivo es explorar todo el potencial de las variedades autóctonas de Garnacha y Albillo Real, recuperando viñedos antiguos y transformándolos en cultivos ecológicos, en línea con su filosofía de respeto por la tierra. Su misión es elaborar vinos que reflejen de la mejor manera posible la singularidad de cada terruño.
- Laguna
Vinos Laguna atesora una historia agrícola de más de un siglo, durante la cual ha sabido combinar de manera armoniosa la tradición artesanal con una firme voluntad de renovación en la producción de sus vinos.
- Valleyglesias
Valleyglesias es una bodega privada que ha marcado el camino en la Sierra de Gredos, siendo una verdadera bodega familiar. Su ubicación en la cima de una colina, rodeada de viñedos y en plena armonía con la naturaleza, la convierte en uno de los destinos de enoturismo más hermosos de la Denominación de Origen Madrid.
- Virgen de la Poveda
De acuerdo con la tradición, la producción de vinos en Villa del Prado se remonta al siglo XIII. Sin embargo, fue en 1963 cuando se construyó la bodega actual, que incorpora la más avanzada tecnología para la elaboración y crianza de los vinos.
- Peral
Bodegas Peral es una bodega urbana que cuenta con estructuras históricas de producción, incluyendo una sala de tinajas y cuevas excepcionalmente conservadas. Con una producción de 3.000 hectolitros de vino, esta bodega elabora variedades blancas y tintas. Aunque posee una pequeña viña, la mayor parte de su producción proviene de viticultores locales externos. No obstante, todo el proceso de vinificación y su supervisión técnica se llevan a cabo directamente en la bodega.
- Muñoz Martín
Sumérgete en el deleite de los sabores tradicionales de los vinos característicos de Madrid en una bodega urbana donde se fusiona armoniosamente lo innovador con lo tradicional. Ubicada en el corazón del casco antiguo de la Real Villa de Navalcarnero, esta bodega fue fundada en 1930, cautivando así la esencia de la historia y la pasión vinícola en cada copa.
La historia y tradición vinícola de la región
La tradición vitivinícola en Madrid no se originó con la creación del Consejo Regulador hace apenas 25 años, sino que tiene raíces mucho más antiguas.
Los primeros registros verificables sobre la existencia de la industria vinícola en los límites actuales de Madrid se remontan al siglo XIII, aunque es plausible especular que los viñedos y la producción de vino en la región existieran muchos siglos antes.
Tras la partida de los íberos, los cartagineses y los romanos pasaron por la región, dos civilizaciones que consideraban el vino como un elemento esencial de su dieta y no como algo trivial. Cualquiera de ellos pudo haber introducido el cultivo de la vid, aunque parece más probable que fuera Roma la responsable.
Así pues, fue en el siglo XIII cuando se encontraron los primeros documentos que mencionan la existencia de vinos en Madrid. Estos documentos se referían a una disputa por la propiedad de un viñedo entre monjes y el señor feudal, la cual fue finalmente resuelta por la intervención del rey.
Los vinos madrileños alcanzaron el siglo XV con un notable prestigio, como lo evidencian las citas literarias, como las del Arcipreste de Hita. Existían múltiples testimonios que elogiaban los vinos producidos en la propia ciudad, que eran exportados a otras localidades. En 1481, el Ayuntamiento de Madrid se sintió lo suficientemente fuerte como para imponer sus propias condiciones de venta, incluso enviando una carta a los dignatarios de la ciudad de Burgos en la que se establecía que aquellos que llegaran de allí en busca de vino debían llevar cargamento de pescado, y si no lo llevaban, no podrían llevarse vino.
A medida que llegaba el siglo XX, Madrid contaba con más de 60,000 hectáreas de viñedos. Sin embargo, en 1914 se detectó la primera plaga de filoxera en San Martín de Valdeglesias, lo cual tuvo un impacto devastador en los viñedos madrileños y provocó cambios significativos en sus vinos. La recuperación fue lenta y se realizó mediante la introducción de variedades foráneas, especialmente la garnacha.
No obstante, la verdadera recuperación no tuvo lugar hasta la década de 1950, después de la Guerra, con la masiva implantación de variedades seleccionadas por su rendimiento y contenido alcohólico, predominando la Garnacha en las zonas de Navalcarnero y San Martín, y la Airén en Arganda. Fue en esta época cuando surgieron la mayoría de las cooperativas. Al mismo tiempo, el crecimiento de la ciudad consumió algunos de los vinos que en tiempos pasados eran más celebrados en Madrid.En marzo de 1986, el Ministerio de Agricultura aprobó la Denominación Específica Vinos de Madrid. Finalmente, en noviembre de 1990, se reconoció oficialmente la Denominación de Origen Vinos de Madrid. Al año siguiente, las botellas con la contraetiqueta de Vinos de Madrid ya estaban en el mercado, y desde enero de 1992 se comenzaron a comercializar los primeros vinos de crianza.
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